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Todos en la vida cotidiana estamos gobernados por leyes políticas, leyes sociales, leyes de tráfico, leyes civiles, etc...¡Pero! ¿De dónde han salido dichas leyes? ¿Cuál es el origen de nuestras leyes actuales?
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Del mismo modo que a uno le es indispensable aprender a caminar en el MUNDO EXTERIOR, para no caer en un precipicio, no extraviarse en las calles de la ciudad, seleccionar sus amistades, no asociarse con perversos, no comer veneno, etc. así también mediante el trabajo psicológico sobre sí mismo, aprendemos a caminar en el MUNDO INTERIOR el cual es explorable mediante la auto-observación de sí.
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El concepto de ‘Arquetipo’ ha sido siempre un objeto de estudio riguroso por parte de la «filosofía perenne y universal», la cual ha entrevisto en él uno de los grandes enigmas, en cuyo interior está la respuesta a la variada gama de interrogantes que se plantea sobre la vida anímica o psicológica de los seres humanos.
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Esta facultad del alma, que no implica un pensar conceptual y no puede por tanto adquirir un conocimiento adecuado a las relaciones armónicas, puede ser capaz de reconocer lo que viene dado en el mundo exterior.
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Durante eso que en Oriente es llamado Shamadi, el iniciado puede visitar en viajes astrales o superastrales el mundo de los arquetipos espirituales.
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Verdad y Mentira, en términos absolutos, han luchado desde épocas lejanas por erigirse como única explicación de los acontecimientos universales, pero para desgracia de los mortales eso es imposible, por el principio inquebrantable de que la Dualidad no puede comprender a la Unidad.
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“Hemos perdido la Inocencia Verdadera y la Paz del corazón tranquilo y por ello no somos capaces de experimentar directamente la Verdad en toda su crudeza. Dependemos de lo que digan los demás y es claro que vamos por el camino equivocado.”
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| “Dos mentes, severamente disciplinadas dentro de férreas estructuras intelectuales, discutiendo entre sí o polemizando sobre tal o cual realidad, creen cada una en la exactitud de su propio concepto y en la falsedad del concepto ajeno”. “¿Cuál de ellas tiene la razón?, ¿quién podría, honradamente, dar garantías en uno y otro caso?, ¿en cuál de ellas el concepto y la realidad resultan iguales?” | |
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