Arquetipos Gnósticos Eternos |
escrito por Oscar Uzcategui | |
El concepto de ‘Arquetipo’ ha sido siempre un objeto de estudio riguroso por parte de la «filosofía perenne y universal», la cual ha entrevisto en él uno de los grandes enigmas, en cuyo interior está la respuesta a la variada gama de interrogantes que se plantea sobre la vida anímica o psicológica de los seres humanos. No obstante, no sólo la filosofía ha incursionado en la aventura de los Arquetipos, ya que igualmente la ciencia, a través de sus notables mentores, ha intentado de igual modo desentrañar ese intrincado mundo que engloba los conceptos «eternos o universales», como también se les denomina a los Arquetipos. Las formas religiosas, preñadas desde sus orígenes con infinidad de Arquetipos metafísicos, esotéricos o sobrenaturales, se sostienen y permanecen a través de las edades, porque en el fondo mismo de ellas, su propia razón de ser descansa en la certeza de que sus verdades están escondidas en el territorio Arquetípico, y es de allí de donde nace la vocación mística ansiosa de descifrar las Verdades Eternas convertidas para el estudioso en misterio teológico. La simbología es el anfiteatro en donde se expresa el Arquetipo, sea cual fuese la época, el lugar, la corriente que lo impulsa o los depositarios del mismo. Y es un hecho innegable que la simbología es una ciencia por medio de la cual se han expresado, desde hace milenios, los Arquetipos cósmicos, tocando con sumo acierto la estructura espiritual del hombre para impulsar a este último a buscar su verdadera identidad o realidad que le es inherente en el marco de la existencia. A ello se debe el que ninguna civilización ancestral escapase al encanto y la magia que ejerce la manifestación de los Arquetipos en el Arte Regio, toda vez que esta legítima experiencia artística reveló, y sigue revelando, un conocimiento que escapa a los simples análisis racionalistas y que está conectada con las esferas del pensamiento y del sentir humano. Allí donde las palabras no pueden llegar, el Arte Regio comienza su elocuente discurso sobre las Verdades Absolutas concernientes a la vida de los pueblos y al destino primordial de la humana criatura. Y es que la psiquis de la humana especie ha sido impresionada desde remotos tiempos por una infinita gama de fenómenos (físicos o extrafísicos) que de una manera u otra han intentado evangelizar la Conciencia del hombre en un constante afán de encontrar respuestas substanciales, objetivas, profundas y, asimismo, veraces, sobre el misterio derivado del «existir» y la cadena de acontecimientos que de ello se desprende. Esta interrelación: HOMBRES + SÍMBOLOS o SIGNOS, creó desde tiempos lejanos una comunicación entre el ente humano y la infinita intimidad de éste, tratando de descifrar el lenguaje de la Naturaleza y del Cosmos del cual es partícipe. Son muchos los tratadistas que ven en esta antigua interrelación, el surgimiento de sistemas ideológicos, metafísicos y, a la par, ritualísticos, conocidos hoy como RELIGIÓN o RELIGIONES. En todo hombre subyace, dicho gnósticamente, una energía primaria, prístina, original, calificada filosóficamente como «INTELIGENCIA SUPERLATIVA» y llamada en términos ontológicos el «SER». Este SER o realidad sempiterna participa de lo divino y conoce, dada su cualidad omnisciente, lo humano y, por ende, lo infrahumano o caótico. Esta entidad impersonal, energética e irrevelada ha conocido mediante su humano vehículo de expresión, según los grandes preceptores de la humanidad, todo el cosmos de arriba, y quiere asimismo conocer el cosmos de abajo; razón ésta del peregrinaje que esta energía realiza, y motivo fundamental por el que muchos teólogos han dicho que: DIOS BUSCA REFLEJARSE EN EL ESPEJO DE SU PROPIA CREACIÓN. Este maratón que viene llevando a cabo el género humano desde sus orígenes, buscando la llave que abra la puerta de acceso a la sala de las máximas conclusiones sobre de dónde venimos, por qué existimos, a dónde vamos..., ha movido a científicos, poetas, artistas, místicos y filósofos a discurrir una y mil veces sobre la GRAN VERDAD, que no pudiendo describirse con palabras, se ha intentado sintetizar en Arquetipos simbólicos. Texto extraído del libro "Arquetipos Gnósticos Eternos", del Oscar Uzcategui Q. Comentarios (0)
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