La búsqueda de la Verdad |
escrito por Andrés LMA | |||
Verdad y Mentira, en términos absolutos, han luchado desde épocas lejanas por erigirse como única explicación de los acontecimientos universales, pero para desgracia de los mortales eso es imposible, por el principio inquebrantable de que la Dualidad no puede comprender a la Unidad. Todas nuestras concepciones son dualistas en sus planteamientos y tripartitas en sus resoluciones (tesis, antítesis y síntesis).. Aún así, uno de los deberes más delicados que el hombre ha tenido en el paso por este mundo ha sido el ir al encuentro de la Verdad, esa Verdad que nos hará libres, según los Evangelios Universales, esa Verdad que como un Sol iluminará nuestras mentes y corazones dando respuesta a todos nuestros interrogantes y nos inclinará, según dicen las máximas hindúes, a los pies de Aquél que sabe secarnos las lágrimas de la confusión. Mas la Verdad, como decíamos antes, siempre parcial y subjetiva en el nivel de conciencia en el que nos encontramos, se mantiene sumida en sinrazones, miedos y temores, generando un mar de tinieblas y de inseguridades que la hacen inaccesible o inestable. La Dualidad, a la que nos referíamos y en la que estamos imbuidos, no está sólo en el mundo externo, sino que por el contrario y hablando en términos psicológicos, la tenemos dentro de nosotros, desde las capas más superficiales hasta las más profundas; y la conquista del Ser es precisamente la conquista de la Unidad; es hacer del Dos Uno. Por tanto, podemos y debemos decir, que la Ontología Gnóstica es el camino que nos conduce hacia la Verdad, la Libertad y la Vida. El camino que la Humanidad debería seguir para trascender la mediocridad como asentamiento de su materialidad. Cierto es que desde que tenemos uso de razón y nos vemos desembarcados en este mundo, estamos corriendo detrás de quimeras tan escurridizas como sus nombres: Felicidad y Verdad. Unos y otros se dejan el pellejo y la vida misma en su búsqueda; algunos, yendo a la conquista de fortunas inmensas porque creen que ahí está la quimera de sus sueños; otros, en el extremo opuesto, se apartan del mundo y de sus males y cuanto mayor es el encierro y más solitaria su vida, se sienten más cerca de la quimera que persiguen. El común de los mortales nos encontramos en el término medio entre estos dos extremos, pero no fuera de sus tendencias, que a veces nos inclinan hacia un polo y otras hacía el otro. Para los hombres que buscaban la ética y los principios ha sido siempre prioridad establecer su equilibrio en el hecho de hacer la voluntad del Creador, pero he aquí donde se establecen toda clase de errores, al tratar de entender esa voluntad del Creador. El Conocimiento Universal ha sabido siempre sintetizarse y convertirse magistralmente en alimento para toda alma que en cualquier tiempo lo necesitara. Este es el caso del Evangelio de los Esenios o Evangelio de la Paz, donde Jesús habla con sus discípulos, que a la postre son todos los que tienen oídos para entender y entendimiento para comprender, diciéndoles que “felices son aquellos que cumplen las leyes de la vida y no vagan por los caminos de la muerte”. Nosotros colegimos que bienaventurados todos aquellos que sepan hacer ley de vida esta máxima con la que Jesús se dirigía a sus atónitos discípulos, preguntándose éstos por la ley de vida que el Maestro les proponía, pues estaban convencidos de guardar las leyes que en las escrituras civiles y religiosas de la época marcaban los pasos de sus vidas. El Maestro recogiendo el sentir de éstos les respondía:
Leyendo estas palabras entendemos que Conocimiento y Sabiduría son atemporales como las obras de la Naturaleza. Queremos aclarar, que como hombres de nuestra época, no rechazamos la palabra escrita, ya que a través de ésta nos comunicamos y manifestamos, pero sí vemos en este mensaje extraordinario la necesidad de reflexionar e interiorizar las Palabras de Vida, haciendo que fructifiquen en nuestro interior para conseguir alimentarnos con ellas, porque no debemos olvidar, como decía el Gran Kabir, que no sólo de pan vive el hombre... Al tenor de todo esto es fácil entrever, al escuchar y observar a los hombres, cuáles tienen sabiduría viva y cuáles conocimientos muertos, sin importar cuántos títulos universitarios adornen sus vestidos o coronen sus cabelleras y así reconocer al Sabio por sus reflexiones y al loro por sus repeticiones. Hoy sin ir más lejos, he pasado, como otras muchas tardes, por la librería donde algunos de mis momentos de ocio se pierden y entre el mar inmenso de líneas escritas que se encuentran allí he ido a parar por “casualidad”, si es que ésta existe, a leer una frase entre las miles y miles que los volúmenes me ofrecían, que resumía sincréticamente la actitud del ser humano ante la vida y en especial la del ser humano que siente la vida como una encrucijada. La frase en cuestión decía “El ser humano trata de ligar Seguridad y Libertad sin darse cuenta de que estas dos fuerzas son antagónicas”. A poco que lo pensemos nos damos cuenta de que tiene razón y, si nos metemos en harina, puede que quedemos defraudados, tanto como aquél que quisiera ligar homogéneamente el agua y el aceite, ya que a mi juicio, no sé al suyo amable lector, pero trabajo le damos con la lectura del presente libro, la Libertad es el más inseguro de los estados. „El Cielo se toma por asalto y los valientes ya lo han tomado”, así pues los débiles y quebradizos que fabriquen sus cielos de papel de color rosa y todo aquel que en su fuero interno intuya que la superación es fruto del esfuerzo renovado y no del ánimo quebradizo, que prosiga y esté con el espíritu despierto, porque el Conocimiento no es de uno sino de todos, pero no llega a encarnarlo sino aquel que esté en disposición de retenerlo, digerirlo y asimilarlo. Comentarios (1)
vani off said:
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