El Vopus en el pasado envió una estadística oficial del dinero necesario para erradicar todos los problemas materiales de esta humanidad, y lo comparaba con el gasto militar a nivel mundial. Lo volvemos a reproducir al final de este folleto.
Es la hipocresía más grande que clama al cielo, es por eso que hoy con otros tres artículos publicados en revistas españolas especializadas; queremos clamar no al cielo sino a la conciencia de cada uno de nosotros.
Si a nivel mundial existe esa gran mentira, es porque dentro de cada uno de nosotros, existe esa misma y lo que es peor en la misma proporción.
Esperamos que estos extraordinarios artículos puedan hacer una mella en nosotros y podamos tomar conciencia de nuestro estado.
Todos podemos hacer algo por cubrir las necesidades más primarias (pan, abrigo y refugio) de personas carentes de todo. Las excusas de que solo pasan hambre gentes de lugares muy remotos, no sirve. A veces muy cerca de nosotros, en cualquier ciudad existen personas con necesidades. No todas son por vicios, juego, alcohol,... sino por el paro, divorcios, desahucios, ruina económica, etc..
Si quieres ayudar busca; que encontraras.
10 PREGUNTAS
EN TORNO AL HAMBRE.
El hambre todavía afecta a una quinta parte de la humanidad. Y aunque las hambrunas cada vez son más esporádicas, la desnutrición sigue cobrándose más víctimas que los estallidos de hambre total. Diversas asociaciones, como la AICF, han iniciado una campaña para explicar y aportar soluciones a este problema.
1.- ¿Por qué hay más de 800 millones de personas desnutridas?
Con 20 millones de toneladas de cereales -el equivalente al 10% de las reservas mundiales- se solventaría la mitad del problema de la desnutrición, que persiste por causas sociales tales como la pobreza, las desigualdades y la disparidad regional. Actualmente existen menos hambrunas que antes y ha disminuido la proporción de gente desnutrida, que padece este problema por un deficiente acceso a la distribución de los alimentos. Los recursos calóricos del mundo están mal repartidos: mientras los países del Norte subsidian una agricultura con excedentes, en el Sur se localizan bolsas de hambre en países autosuficientes agrícolamente. Por ejemplo, la India, capaz de autoabastecerse y de exportar alimentos, tiene 70 millones de niños desnutridos, el doble que toda el Africa subsahariana.
2.- ¿Somos demasiados para estar mínimamente bien alimentados?
La explotación demográfica supone una mayor amenaza por las consecuencias medioambientales que puede generar que por la incapacidad de alimentar a toda la población. Actualmente pueblan la Tierra 5.700 millones de personas, a un ritmo de crecimiento de 97 millones de nacimientos cada año. Cálculos fiables apuntan que existirían recursos para alimentar a una población mundial de 11.400 millones, cantidad que los demógrafos más pesimistas preven para finales del próximo siglo. Aunque nuestro planeta acoge al doble de gente que hace 30 años, el crecimiento vegetativo tiende a reducirse ligeramente, mientras la producción de cereales ha crecido un 40%, con lo que tocaría a 2.700 calorías por persona (2.200 es el mínimo).
3.- ¿Influye el aumento de la población en las situaciones de hambre?
En realidad no existe una relación directa entre la densidad de población y el nivel de nutrición. Un país muy densamente habitado como Indonesia no sufre serios problemas de desnutrición a consecuencia de su dinámico sector agrícola. En cambio, un país poco poblado como el Zaire presenta graves problemas de nutrición. La desnutrición depende, en buena parte, del tipo de agricultura que se practica. Si el aumento de población se combina con sistemas tradicionales de cosecha se acaba viviendo una escasez de alimentos. Un agricultor americano alimenta a más de 50 personas mientras que uno africano apenas recoge para su familia.
4.- ¿Cómo se distribuyen los alimentos?
El acceso a los alimentos está en función de las catástrofes naturales y de las provocadas por el hombre -guerras, deportaciones...- y de la capacidad adquisitiva. Habitualmente la pobreza suele ir acompañada de una baja producción agrícola y un poder adquisitivo débil. Las donaciones internacionales de alimentos no contribuyen a solucionar el problema y deben limitarse a las situaciones de emergencia.
5.- ¿Cómo afrontar la desnutrición y la hambruna?
La desnutrición consiste básicamente en una alimentación desequilibrada en cantidad y calidad y en un difícil acceso al agua potable. La mejor forma de combatirla es con programas de desarrollo que contribuyan a mejorar la producción agrícola e incidan en una mejora de los hábitos sanitarios y alimentarios. Se puede hablar de hambruna cuando se produce una situación extrema de hambre que provoca muertes rápidas y numerosas. Afortunadamente, en el último cuarto de siglo, las hambrunas se han vuelto cada vez más esporádicas. Son, además, de duración limitada, fácilmente localizables y enteramente previsibles. En estos casos la ayuda humanitaria internacional o las campañas del gobierno afectado son las únicas medidas que pueden restablecer el suministro de alimentos hasta lograr que se estabilice la situación.
6.- ¿Cómo se combate la desnutrición?
Los parches sirven de poco. Sólo la excepcionalidad los justifica. La única vía para erradicar el hambre consiste en fomentar el desarrollo sostenible. Una mejora global del nivel de vida disminuye la pobreza. Identificando a las víctimas de la desnutrición y con acciones específicas se puede solucionar la mitad de este problema en dos años.
7.- ¿Cuáles son los medios más eficaces?
El nivel de educación influye decisivamente en la alimentación de los hijos y en el índice de natalidad. Las mujeres de menor alfabetización suelen tener más hijos. Afganistán tiene un crecimiento vegetativo superior al 4%, el más alto del mundo, lo que supone la posibilidad de duplicar la población cada 17 años. Por eso resulta imprescindible un trabajo formativo con las mujeres para mejorar su estatus social, eliminar la discriminación, facilitar su acceso a la educación, mejor su formación sobre dietética. Con esto y la extensión de medidas de planificación familiar se ayudará a disminuir la natalidad.
8.- ¿Por qué ocurren las hambrunas?
Las condiciones climáticas cada vez influyen menos en las hambrunas. La sequía raramente desencadena un periodo de hambre, a no ser que se combine con intereses políticos y militares como ha ocurrido los últimos años en el Sudán. Las hambrunas se experimentan ocasionalmente en zonas de guerra y estallan por la estulticia o la premeditación de los gobiernos o las facciones combatientes. Las epidemias de hambre de Etiopía (1.984) o Kenia (1.992) se desataron por la actitud indolente de las autoridades. Con la constante vigilancia que ejercen hoy en día los organismos internacionales y las ONG's las hambrunas son perfectamente inevitables. Pero, lamentablemente, el hambre genera muchos beneficios políticos y militares.
9.- ¿Producir más alimentos es la solución idónea?
Para producir más hay que favorecer políticas de modernización agrícola que posibiliten aumentar los rendimientos. Pero para que esto se convierta en una solución eficaz conviene que las poblaciones desnutridas puedan beneficiarse de estas mejoras, que normalmente revierten sólo en los propietarios de la tierra y en los inversores. Igualmente, los países ricos deben ayudar a que los pobres abandonen el monocultivo -lo que les pone a merced de los precios internaciones- y que las industrias del Norte que se instalan en el Sur para abaratar costes colaboren con los estratos más pobres.
10.- ¿Hay que primar la producción sobre el medio ambiente?
Mejorar la rentabilidad de la agricultura no tiene por qué implicar el uso de plaguicidas y otras técnicas contaminantes para la tierra. La Administración estadounidense ha reconocido que en los últimos 20 años se han duplicado las pérdidas de cosechas por plagas pese a un incremento de diez veces en el uso de plaguicidas. Un sistema de información preventiva ha permitido que en China prácticamente no se utilicen los plaguicidas, cosa que no ha impedido aumentar la producción y eliminar las hambrunas cíclicas que se vivían en el país más poblado del orbe. Existen numerosas y eficaces soluciones alternativas para producir más y conservar el equilibrio ecológico.
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