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Cielos e Infiernos ¡Descúbrelos!

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escrito por Editor VOPUS   

Resulta por lo menos curioso, el hecho de que los diversos investigadores de antropología hayan consignado en sus libros, diversas mitologías y pensamientos filosóficos religiosos de distintos pueblos y culturas (distantes en tiempo y espacio), en los que se estructura el mundo en regiones superiores e inferiores.

Nos dice el Dr. Samael:
“Es bueno saber, que en nuestro organismo existen esas mismas supra e infra dimensiones,  y que tenemos también en nuestra maquina orgánica centros psíquicos que nos ponen en relación con las nueve dimensiones superiores del cosmos o con las nueve dimensiones inferiores.”

“Incuestionablemente, todas esas dimensiones celestiales o infernales, están en relación con las distintas zonas de nuestra propia psiquis, y por ello es que si no las descubrimos dentro de nosotros mismos, no las descubriremos en ninguna parte”

La enigmática frase atribuida a Tales de Mileto y que se encuentra en el frontispicio del Templo de Delfos en Grecia dice:
“Hombre conócete a ti mismo y conocerás al Universo y a los Dioses.”
Esas Dimensiones Superiores o Regiones celestiales o Cielos, han sido expresados en la antigua cultura grecorromana como CAMPOS ELISEOS u OLIMPO, en la cultura indostánica como DEVA-LOKA o MORADA DE LOS DIOSES, entre los mayas POPOL QUX  CAH o CASA CELESTE, en la cultura azteca CHICNAUHTOPAN o las nueve regiones de arriba, etc.

Y en cuanto a las Dimensiones Inferiores o Mundos Infiernos han sido expresados en la cultura egipcia como el AMENTI, encontramos entre los indostanes el PATALA, en el mundo griego HADES o MORADA DE PLUTON, entre los aztecas MICTLAN, entre los mayas XIBALBA, etc...

Lo expuesto nos da la comprensión de que no vivimos únicamente en un mundo tridimensional de largo, ancho y alto, como dijo  Euclides. Sino que por el contrario vivimos en un mundo multidimensional lleno de posibilidades para el ser humano y que muy desgraciadamente el ser humano desconoce.

Si percibiésemos el mundo tal como es en forma multidimensional veríamos el mundo que nos rodea lleno de vida. Es muy triste que al pasar por un escaparate o tienda confundamos un maniquí con una persona real, es realmente muy triste; es realmente asombroso y doloroso que la condición humana ya no nos permite distinguir entre una planta de plástico  y una planta de verdad; es realmente impactante como a los animales los tratamos como meras mercancías sin tener en cuenta su sufrimiento.

“ES REALMENTE MUY DESCONSOLADOR COMO NOS TRATAMOS DE MAL LOS UNOS A LOS OTROS Y A NUESTRO ENTORNO”

Si nosotros comprendiésemos que todas nuestras acciones, pensamientos y sentimientos tienen una repercusión en las dimensiones superiores o inferiores de la naturaleza y que en realidad nuestra relación con el mundo que nos rodea será y es siempre, una sabia combinación de lo interno con lo externo, buscaríamos combinar los estados concientivos con las circunstancias exteriores dando a nuestra vida paz, armonía y comprensión.

En palabras del Dr. Samael Aun Weor diremos:

“Quienes aprenden a combinar concientemente eventos exteriores y estados interiores, marchan por el camino del éxito…”

Con esta vida exteriorizada el ser humano se preocupa nada más de su vida exterior, habiendo un gravísimo desequilibrio que nos perjudica a todos.

Utilizamos carros de último modelo sin percibir la contaminación que está destruyendo a nuestra propia casa llamada “Planeta Tierra”, destruir la propia casa de uno es gravemente absurdo; tratamos a los animales como objetos de decoración que podemos dominar y maltratar a nuestro antojo sin percibir que ellos han ayudado a muchas personas a salir de graves depresiones; nos relacionamos unos con los otros como si supiésemos vivir creyéndonos la ilusión de que conocemos la verdad del mundo que nos rodea y sin embargo estamos llenos de graves conflictos, problemas económicos o familiares, desilusiones,  desengaños, pleitos, riñas, confusión y dolor, y para colmo a todo esto lo llamamos “saber vivir”; que gran contradicción, que contrasentido.

Si dejásemos de creernos sabios, autoimportantes y autoconsiderarnos conscientes, y aceptásemos que tenemos que aprender a vivir tanto interna como externamente nuestra vida; si apartásemos de nosotros esos miedos a descubrir que lo único que percibimos de la vida son sombras y mecanicidades que se repiten día tras día; podríamos comenzar a percibir la realidad de los Mundos Suprasensibles de Conciencia y dar muchas respuestas a nuestra enigmática vida. Si eliminásemos de una vez por todas nuestros egoísmos que nos encarcelan en mil fantasías, separándonos del mundo en que vivimos y de lo que más amamos, en verdad tendríamos la capacidad de comprender a los demás generando en nuestras acciones un bien común y proporcionando a nuestras vidas armonía, equilibrio, un sentido lógico y verdadero caminando hacia un saber vivir.

Necesitamos despertar conciencia y volver a activar nuestros sentidos internos para percibir el mundo tal cual es.

Nuestros ancestros no eran, ni son ignorantes que llevados por supersticiones y miedos se llenaron de mitologías e ídolos como nos dice la antropología oficial.

Nuestros ancestros eran y son auténticos sabios, en el más completo sentido de la palabra, y nos dejaron toda su sabiduría en sus historias, mitologías, esculturas, pinturas, códices, monumentos, etc.

Rescatar la herencia perdida y sacar la paja del grano para evocar la “Sabiduría de la Creación” es acercarse al Creador.

“Envié mi alma a la región de lo invisible con un mensaje, y volvió con la respuesta diciendo:
yo soy mi propio cielo y mi propio infierno.”
 
-OMAR KHAYYAM.

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