Los Simbolos de Jupiter y Saturno

Con Júpiter y Saturno hemos llegado al final de los símbolos de los 7 Planetas principales de nuestro Sistema Solar de Ors.

Desde el principio de estos artículos sobre la forma y por qué del símbolo de cada uno de ellos, hemos venido demostrando que no son signos caprichosos, sino que obedecen a un arquetipo universal, y que su forma es la representación ideográfica del Trabajo Esotérico a realizar.

Empezemos, en esta última reseña, hablando del signo astrológico de Júpiter.

Su forma fundamental es la cruz de cuatro puntas, la «piedra» a cincelar en la Gran Obra.

Esta cruz con sus cuatro lados nos recuerda a los 4 elementos físicos y sus 4 Tattwas; los 4 elementos químicos; los 4 elementos y colores de la Alquimia; los 4 Cuerpos Solares; los 4 caminos y las 4 pruebas; las cuatro etapas de la vida del ser humano; las 4 estaciones de la Naturaleza y de las Razas, los 4 tipos de temperamento; las 4 entradas del Palacio Interior; los 4 vientos o puntos cardinales y esotéricos; los 4 protectores de la raza y Tetrasustentadores del universo; los 4 animales de la alquimia y del Evangelio Solar, etc.

Todos estos “cuatros” no son más que la representación de energías, de fuerzas o entelequias, que el ser humano debe desarrollar o superar para poder realizar, dentro de sí mismo, el misterio del Santo TETRAGRAMMATON, (nombre de Dios en cuatro letras) y que se escribe así: IOD HE VAU HE.

“Estas cuatro palabras nos llevan a la Novena Esfera, a la famosa Fragua Encendida de Vulcano, lugar donde debemos levantar la Serpiente Ignea de nuestros Mágicos Poderes”, y que en el signo Jupiteriano esta representada, esta última, en la línea que se levanta cual un rayo de luz que nos une con el infinito.

La Cruz, pues, es el sublime monograma del Logos, de Júpiter-Zeus, del Cristo, Nuestro Señor; él es la Luz Astral, el Poder Cristónico encerrado dentro de nosotros mismos y que sólo despierta con la “Cruz”, con la “Magia Amorosa” y al cual los Aztecas llamaban “Quetzalcoatl”.

Júpiter-Zeus, al ser su metal el estaño, nos indica la ductibilidad, la expansión, es la Creación en sí misma, tanto arriba como abajo, por eso él es el Verbo.

 Saturno, el séptimo signo, esta regido por el plomo; pero recordemos que existe el plomo en estado grosero y el plomo en estado coloidal, sutil; por eso rige la rodillas (el Chacra de las Rodillas) para indicar la fuerza, el poder , el sostén, la base, pero sin soberbia, con mucha humildad que es el camino para alcanzar la Sabiduría y llegar al Anciano de los Días, a quien también representa.

Observemos que si invertimos el signo de Saturno es, con una pequeña variación, similar al de Júpiter, pero a la inversa, porque es el principio, la primera emanación del Absoluto, pero a la vez, a la inversa, es la última, el Alfa y el Omega, es el regreso al punto de partida original, a partir de las mismas fuerzas (la Cruz y el Logos).

En la Escritura Braquigráfica de la Roma Antigua llamada “Tironiana”, encontramos que el signo para la “A”, es una “h”, de la que con la variación en la colocación de un punto, se abrevian palabras.

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