Nos Dañan o nos Auto-dañamos |
escrito por Editor VOPUS | |||||
Las personas se la pasan la mayor parte del tiempo recordando los malos momentos y estos ¡YA PASARON!, nos la pasamos guardando nuestros consabidos resentimientos de aquello que nos hicieron pero eso ¡YA PASÓ!, nos la pasamos quejándonos porque fulano de tal no me hizo tal favor y que mengano mira como se comportó… si nos fijamos, terminamos hablando en pasado… Entonces cabe preguntamos, si ya pasó y ahora podemos estar bien ¿QUIÉN NOS DAÑA REALMENTE?... ¡NOSOTROS MISMOS! Cuando alguien vive una circunstancia determinada, tiene todo el derecho de defenderse si es agredida. PERO, ¿POR QUÉ ESA CIRCUNSTANCIA YA PASADA TIENE QUE AMARGAR MÁS NUESTRA VIDA? Muy acertadamente el V. M. Samael Aun Weor en "El Quinto Evangelio" ahonda en esta reflexión dando un ejemplo muy interesante: "Por ejemplo, supongamos que a uno de ustedes le roba un ladrón su cartera, bueno, “se la vuela”. Entonces dicen ustedes: “!Me acaban de robar, he perdido mi dinero!” Luego viene la angustia: “!Quedé sin dinero!”. El espantoso sufrimiento: “!Quedé sin dinero, ¿Y ahora qué hago?... Pero vamos a ver: "¿El ladrón nos produjo el dolor, o quién?" Y claro, ustedes dirían: “El ladrón”… Pero si ustedes se auto-exploran a sí mismos, descubrirán que dentro de ustedes está el yo del apego al dinero, o del apego a la cartera; detrás también puede estar el yo del temor que exclama: “Y ahora ¿qué haré sin dinero?” De manera que está el Yo del apego y el Yo del temor; esos Yoes producen angustia. Pero si uno a través de la MEDITACIÓN sacrifica el dolor, pues comprende uno que el dinero es pasajero, que las cosas materiales son vanas e ilusorias; si se hace consciente de esa verdad, si esa verdad no queda simplemente en el intelecto sino que se queda en la Conciencia; si llega uno a comprender que estaba apegado a su cartera y a su dinero; si llega uno a comprender que tiene temor de verse sin dinero ante los problemas de la vida, entonces se propone, naturalmente, acabar con esos dos yoes: el del temor y el del apego ¿no? Dice: “Voy a sacrificar el dolor, porque éste es vano e ilusorio”, y le hace la disección a ese dolor y llega a comprender que es vano e ilusorio (porque la cartera, el dinero, todas ésas son cosas perecederas), pues, termina desintegrando el yo del apego al dinero y al yo del temor. Y en esa forma se sacrifica su dolor y desaparece el dolor. Pero, realmente, al llegar a esas alturas, digo yo, viene uno a darse cuenta quién era en verdad el que le estaba produciendo el dolor: no fue el ladrón el que le produjo el dolor, sino el yo del apego a las cosas materiales, y el yo del temor. Y lo viene a comprobar uno después que sacrifica el dolor, después que desintegra los yoes del temor y del apego; y viene a comprender porque el dolor desaparece absolutamente... Las causas del dolor las lleva uno dentro de sí mismo, no fuera de sí mismo, sino dentro. Si uno no sacrifica al dolor, no será feliz jamás”. Cuando recibimos una impresión que no concuerda con lo que nosotros consideramos correcto, con lo que nosotros deseamos, impacta a nuestra psiquis, y como quiera que nos hemos acostumbrado a tener una mente reaccionaria, el Ego, el mí mismo, los defectos psicológicos indeseables escondidos en la mente afloran reaccionando como resortes secretos de nuestros miedos, de nuestros sufrimientos, de nuestras amarguras interiores. Si nosotros nos acostumbrásemos a tener una mente y una personalidad pasiva capaz de agudizar en nosotros la auto-observación comprobaríamos por nosotros mismos como los Yoes que cargamos en nuestro interior nos vuelven reaccionarios, esclavos de los demás y hundiéndonos en una serie de actitudes totalmente perjudiciales para con nosotros. El V. M. Samael Aun Weor profundiza muy sabiamente en este tan enjundioso tema: “Las gentes no saben manejar la Mente: quieren hacer de la Mente algo proyectista, y resulta que la Mente es, absolutamente, por sí misma, receptiva. Hay que volverla pasiva y receptiva a la vez. Ella debe encargarse de recibir información. El objetivo de la Mente, es recibir información. ¿De quién y de qué? Información que venga de arriba, del Cielo de Urania, a través de los Centros Superiores del SER. Normalmente, la mente vive accionando y reaccionando permanentemente de acuerdo con los impactos del mundo exterior; comparemos esto con el caso de un lago al cual lanzamos una piedra. Veremos cómo produce muchas ondas que van desde el centro hacia la periferia; es la reacción del agua contra el impacto proveniente del mundo exterior. Algo análogo sucede con la mente y los sentimientos, si alguien nos hiere con palabras duras, ese impacto de la palabra dura llega al centro del intelecto o centro pensante y desde allí reaccionamos en forma violenta. Si alguien nos ofende el amor propio, nos sentimos molestos y reaccionamos posiblemente en forma brutal. En todas las circunstancias de la vida, la mente y el sentimiento toman parte activa y reaccionan incesantemente. Y esto es lo que nos causa tanto dolor en nuestra vida. Lo interesante sería, mis caros discípulos, no darle oportunidades ni al sentimiento ni a la mente. Todo el secreto está en no permitir ni a los sentimientos, ni a la mente, intervenir en nuestros asuntos prácticos de nuestra vida.Debemos siempre permitirle a la conciencia que sea ella la que actúe, la que mande, la que trabaje, la que hable y haga y ejecute todas nuestras actividades diarias. ¿Qué es la Conciencia? La Conciencia es una facultad cognoscitiva del SER, una Facultad de aprehensión o cognición. Esa Esencia vino algún día, no importa cual, de la Vía Láctea. De allí partió con la nota LA; atravesó el corazón del Sol con la nota Sol; pasó a través de los planetas del Sistema Solar con la nota FA; y entró, pues, en nuestro cuerpo físico con la nota Mi. La Conciencia es algo que hay que aprender a colocar Inteligentemente donde debe ser colocada. Si colocamos nuestra Conciencia en una cantina, se procesará en virtud de la cantina; y si la colocamos nosotros en una casa de citas, se procesará allí; y si la colocamos nosotros en un mercado, tendremos un buen mercader o un mal mercader. Donde quiera que este la Conciencia, allí estaremos nosotros. Cuando nacemos: en los primeros años de vida es la Esencia la que se manifiesta en la criatura y por eso es tan bello el niño, pero a medida que vamos creciendo la personalidad se desarrolla y el Ego se va expresando lentamente hasta que al fin definitivamente entra en acción. Entonces nos volvemos distintos: los bellos pensamientos, aquellos que teníamos en la cuna, se olvidan, se pierden. El encanto aquél de nuestros primeros años queda relegado al olvido, y las nobles intenciones que teníamos cuando éramos niños son pisoteadas, de ellas no queda ni recuerdos. Alrededor de la Esencia se fortifica más el Ego, la personalidad se refuerza, adquiere ciertas modalidades, prejuicios, etc. y obviamente, la Esencia queda archivada allá, en los trasfondos más profundos de la psiquis, relegada al más completo olvido. ¿Dónde están esas nobles intenciones, aquellas intenciones que tuvimos cuando éramos pequeños? No queremos darnos cuenta de que fuimos niños; nos hemos olvidado de eso. Jesús el Gran Kabir dijo: “Hasta que no seáis como niños, no podréis entrar en el Reino de los Cielos”. Y hay algo que nos impide ser como niños; es este Ego que tenemos, este manojo de recuerdos, de pasiones, de temores, odios, rencores, lujurias, etc. ¿Esta condición que tenemos de adultos complicados y difíciles es acaso superior a la inocencia que tuvimos? Se hace necesario, mis caros hermanos, comprender la necesidad de regresar al punto de partida original, de reconquistar la infancia en la mente y en el corazón y para ello sólo hay un camino; apelar a nuestra Divina Madre Kundalini, saber amar realmente nuestra Divina Madre Kundalini. Comprenderla ¿Y en qué forma podríamos acercarnos a nuestra Divina Madre? Ante todo, queridos hermanos, aprendiendo a amar a nuestra madre terrenal, como punto de partida, ya que ella es la viva manifestación del Eterno Femenino; aprendiendo a amar a todas las madrecitas del mundo. Y en cuanto a nosotros los varones, aprendiendo a ver en cada mujer una madre, a ver en ellas la viva representación del Eterno Femenino. En la Esencia, en la Conciencia, están también las partículas de dolor del Omni-Cósmico, es decir, de nuestro Padre que está en secreto. Cada vez que nosotros erramos, Él sufre y sus partículas de dolor quedan depositadas en la Esencia, en la Conciencia; si las sabemos aprovechar, podemos mediante ellas despertar. Nosotros tenemos que aprender a mirar dentro de sí mismos, necesitamos aprender a ver dentro de nuestra naturaleza interior. En la Conciencia está los datos que necesitamos para nuestra orientación psicológica; en nuestra Conciencia están las partículas de dolor de nuestro Padre que está en secreto; en la Conciencia está la religiosidad Cósmica, el Buddha, la Sabiduría...” Comentarios (2)
Patricio said:
Teo said:
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